Tuesday, August 14, 2012

Fuga del recuerdo



Por Oswaldo Olivas

Tengo pocos recuerdos de mi infancia. No puedo calificarla de feliz o triste. Recuerdo escenas que a veces dudo si fueron reales. Mi padre leyendo el periódico en voz alta cuando yo no sabía leer, mi madre apagando el sillón que incendié cuando jugaba con fósforos, una mudanza de ciudad a causa de problemas económicos. Siempre teníamos un gato.

Sólo tengo un recuerdo muy claro: cuando tenía siete años me regañaron por alguna razón. Hice un berrinche y me fui de la casa. Caminé durante unas horas por la colonia Cortinas de Ciudad Obregón. Fue la primera vez que sentí la libertad de vagar.

Luego, en un acto que ahora veo cruel, regresé a escondidas a la casa y debajo de una cama observé durante un rato el espectáculo de la preocupación de mis padres.

Ese día comenzaron mis recuerdos.

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